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El gasto en combustible es uno de los principales desembolsos que conlleva tener vehículo propio y contra el que la gran mayoría de los automovilistas luchan. El mayor o menos éxito en dicha tarea dependerá, en parte, de si sigue una serie de consejos básicos, mantiene los neumáticos y ejes del vehículo a punto y conoce en qué gasolinera repostar.

Pero no solo eso. Otro de los múltiples factores que influyen en el consumo de carburante es el tipo de conducción que se practique, pudiendo ahorrar hasta un 30% por el simple hecho de evitar circular de forma agresiva.

En este sentido, Northgate Renting Flexible ha elaborado durante la séptima edición de Green Drivers, la jornada de conducción eficiente celebrada en el Circuito del Jarama, una sucinta lista de hándicaps que los conductores deben valorar para cuidar el bolsillo mientras conducen.

Sea previsor y evite el estrés al volante

La persona al volante es el nexo común del resto de factores, ya que él elige cómo actuar en cada situación y cómo realizar la conducción. Sus reacciones son el antecedente al consumo de energía y combustible que va a sufrir el vehículo, determinado por su actitud, velocidad de circulación, utilización de marchas, deceleración y paradas, así como la anticipación y la previsión.

Además, involuntariamente, el estrés es un mal acompañante en muchas ocasiones mientras se circula, lo que disipa la atención al trato que se da al vehículo. Esta situación provoca que se corra más de lo debido y se realice una conducción más agresiva, lo que resiente el coche y hace que el consumo sea mayor.

Aire acondicionado/ ventanillas

¿Qué consume más bajar la ventanilla o encender el aire acondicionado? Depende de la velocidad a la que se mueva el vehículo. El aire acondicionado consume casi lo mismo independientemente de la velocidad excepto por el factor temperatura-, pero la ventanilla no. En el caso del aire, en general se considera que el consumo puede subir entre un 5% y un 20%. En el caso de la ventanilla, al bajarla, se perjudica la aerodinámica del coche, por eso, a partir de los 90 km/h, el efecto de la ventanilla es peor y consume más energía.

Velocidad y resistencia al viento

La relación entre velocidad y consumo de combustible es directa. Al acelerar más el vehículo, el motor debe trabajar más y por lo tanto consumir más combustible, lo que aumenta si conduce en contra del viento. A mayor velocidad, mayor es dicha resistencia. El motor debe, no sólo igualar, sino superar la fuerza del aire para que el coche avance y aumenta el consumo.

El freno

Es recomendable frenar mediante la pérdida energética del motor sobre todo en las bajadas, ya que el uso de los frenos durante un tiempo excesivo e intenso aumenta el consumo y puede dañarlos. Por esa razón, un aspecto imprescindible es la previsión: ser conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor y ‘mirar a lo lejos’, para evitar frenazos bruscos y ahorrar combustible.

El acelerador y cambiar de marchas

Optimizar el cambio de marchas consigue reducir el consumo y procurar conducir el mayor tiempo posible en las marchas más largas y a bajas revoluciones: la tercera marcha a partir de 30 km/h, la cuarta a los 40 km/h, la quinta al circular a 50 km/h y la sexta velocidad a partir de los 60 km/h. Pero esto no es una matemática exacta, hay momentos en los que revolucionar el coche es necesario como en el caso de incorporaciones a la autovía, adelantamientos o en autovía.

 

Fuente: Ecomotor

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